El agua es fundamental para la vida, pero no siempre viene sola. Aunque muchas veces parece limpia y segura, el agua que consumimos puede contener elementos no deseados, desde microorganismos hasta residuos químicos.

Esta realidad nos recuerda la importancia de asegurarnos de que el agua que bebemos, usamos para cocinar o damos a nuestras familias sea realmente saludable.

El lado invisible del agua

Gracias a sus propiedades únicas, el agua permite que ocurran las reacciones químicas necesarias para la vida. Sin embargo, esas mismas características también la convierten en un medio ideal para transportar contaminantes.

El agua puede arrastrar bacterias, virus, metales pesados, pesticidas, cloro, entre otros compuestos que representan un riesgo para la salud. Estos contaminantes pueden provenir de fuentes naturales o de actividades humanas, como la agricultura, la industria o las redes de distribución obsoletas.

¿Por qué es crucial garantizar la salubridad del agua?Consumir agua contaminada puede provocar desde molestias menores hasta enfermedades graves. Además de los efectos inmediatos, la exposición prolongada a ciertos contaminantes puede tener consecuencias a largo plazo, como daños renales, problemas neurológicos o enfermedades crónicas.

​